jueves, 28 de agosto de 2008

[Dia 1] El coche

Tras recoger las maletas y tomarnos un café con leche (allí dije mis primeras palabras en alemán: "suei capuchino" (dos capuccinos :D) nos dirigimos a buscar los mostradores de los coches alquiler, buscando Hertz, que es donde habíamos reservado el flamante Audi A3. Allí me dirigí a la chica (no hablaba español, hablamos en inglés), le dí mi DNI y mi tarjeta de crédito y me dijo que esta última no era válida, que no podía ser Visa Electron (de débito), que tenía que ser de crédito, que lo ponía en la condiciones del servicio. Le enseñé las condiciones del servicio, que tenía impresas, y por ningún sitio ponía eso, pero el caso es que no me podía alquilar el coche. La única solución que me dio fue que me devolvían el dinero (dinero que había pagado un mes antes con esa misma tarjeta sin ningún problema, pero bueno). A la vuelta a Madrid vi que me habían devuelto el dinero, pero se habían quedado con 45 eurazos de gastos de cancelación (eso sí lo ponía en las condiciones del servicio).

En ese momento estábamos en Frankfurt sin coche y con 2 maletas gigantes. Entonces, fui a preguntar al resto de mostradores de alquiler de coches si me podían alquilar un coche con una Visa Electron, y sólo en uno pudimos hacerlo, en Avis, en el resto no se podía. Bueno, por lo menos podíamos alquilar un coche (yo ya me estaba viendo reduciendo el intinerario a 2 o 3 ciudades y yendo en tren de un lado a otro), pero faltaba por ver a qué precio...

El coche más barato que tenían disponible era un Renault Laguna y su precio era de 491 euros por 12 días (el Audi A3 de Hertz eran 288), pero como era lo único que había, pues lo pillamos. Resuelto el problema, nos dirigimos al coche y vimos que era un cochazo: Renault Laguna DCI 1.9, olía a nuevo (tenía 160 km), 6 velocidades, etc. Tras un rato intentando arrancarlo (la llave es como una tarjeta y tiene un botón start/stop) tradujimos la pantallita (venía en alemán) y vimos que para arrancarlo había que pisar el freno mientras se pulsa el botón.

Pues nada, ya estábamos en marcha dirección Frankfurt... Fuimos por las famosas autopistas alemanas sin límite de velocidad (aunque en ese momento no pasé de 120) y tardamos algo más de una hora en llegar al hotel, que estaba bastante bien situado, junto a la estación de tren (Hauptbahnhof se dice en alemán), pero eso lo dejo para otro post...

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